lunes, 12 de septiembre de 2011

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Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.




Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos.

Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre.

No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está sin temor y su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.

Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.

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