sábado, 10 de septiembre de 2011

138

Condúceme, Señor, por tu camino.






Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

Apenas la palabra está en mi boca, y ya, Señor, te la sabes completa. Me envuelves por todas partes y tienes puesta sobre mí tu mano. Esta es una ciencia misteriosa para mí tan sublime, que no la alcanzo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario